Visitar los castillos de La Rioja Alta es una idea apetecible, además de disfrutar de las vistas, podrás pasear por los pueblos que en su tiempo defendían.
Empezamos a 300 metros de las cabañas de madera con la Torre fuerte de Anguciana, hoy utilizado de almacén, antes vivienda, fue comunidad franciscana y en sus orígenes en 1397 la casa palacio de Juan Alfonso de Salcedo, señor de Anguciana.
Uno de los más conocidos de La Rioja es el castillo de Clavijo, se encuentra situado en lo alto de un cerro dominando el terreno circundante. Fue construido por los árabes antes del siglo X, es de planta alargada y se adapta al agreste terreno sobre el que se asienta. Su larga muralla de 85 metros se refuerza con torreones a modo de contrafuertes y un torreón rectangular.
Nuestro siguiente destino es Cuzcurrita de Río Tirón y su castillo, uno de los mejor conservados de La Rioja y todavía habitado. Destaca su torre de homenaje de buena fábrica de sillería. A poca distancia, merece la pena acercarse a ver los torreones poligonales del castillo de Leiva del s. XV.
Sigue la ruta visitando Sajazarra para ver su castillo del s. XV. De planta rectangular con cubos circulares en las esquinas, destaca su imponente torre del homenaje. Se remata en una cornisa de matacanes y almenas de carácter defensivo. Es considerado una de las maravillas artísticas de La Rioja.
Seguimos la ruta por La Rioja Alta visitando la torre fuerte de Torremontalbo, lugar donde existió algún castillo o torreón romano defendiendo el paso del Najerilla. Es una construcción en sillería, de planta cuadrada y que se mantiene habitada desde que fue edificada entre los siglos XIV y XV.
Muy cerca de allí, puedes disfrutar del paisaje en el mirador de castillos de San Asensio, que permite contemplar un amplio panorama sobre el valle del Ebro con las siluetas de los castillos de Davalillo, San Vicente de la Sonsierra y Briones.
EI castillo de Davalillo está construido sobre un cerro rodeado por el río Ebro, y a unos 5 km. de San Asensio. Su emplazamiento constituye una magnífica atalaya que vigila las tierras de la Sonsierra y de La Rioja Alta. Con la vecina fortaleza de Briones, tenía la misión de proteger La Rioja castellana de los ataques navarros que se podían llegar a través del puente fortificado de San Vicente de la Sonsierra. La fortaleza de San Vicente de la Sonsierra fue la mayor fortificación de defensa del Ebro, formando parte de la línea defensiva de Laguardia y Labastida. Tiene forma de semicírculo irregular adaptándose a la topografía del terreno. Los tres cinturones de murallas escalonados configuran tres recintos: el albacar, el cortijo y el castillo en la cima.
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